Tu cabellera
Déjame ver tus ojos de paloma
cerca, tan cerca que me mire en ellos;
déjame respirar el blando aroma
que esparcen destrenzados tus cabellos.
Déjame así, sin voz ni pensamiento,
juntas las manos y a tus pies de hinojos,
embriagarme, en el néctar de tu aliento,
abrasarme en el fuego de tus ojos.
Pero te inclinas... La cascada entera
cae de tus rizos óndulos y espesos.
¡Escóndeme en tu negra cabellera
y déjame morir bajo tus besos!
Manuel M. Flores
Análisis
Relación
amor-locura-mujer-belleza-naturaleza
Hace
una clara descripción de la mujer amada sobre su belleza, dejando en claro lo que más le
atrae.
Esta
totalmente enamorado.
Hay
una cierta imaginación al describir la belleza de su amada.
Para
el ella es la perfección.
Le habla
con palabras hermosas con el fin de enamorarla y de que lo deje estar a su
lado.
El autor
da a entender que por ese amor moriría.
Pasión
¡Háblame! Que tu voz,
eco del cielo,
sobre la tierra por doquier me siga...
con tal de oír tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me maldiga.
¡Mírame!... Tus miradas me quemaron,
y tengo sed de ese mirar, eterno...
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.
¡Ámame!... Nada soy... pero tu diestra
sobre mi frente pálida un instante,
puede hacer del esclavo arrodillado
el hombre rey de corazón gigante.
Manuel M. Flores
Análisis
Relación
amor-mujer-pasión
El
autor muestra otra postura más sobria de que está enamorado
Describe
a la voz de una mujer como algo angelical y le dice que anhela escucharla, no
le importa cómo pero quiere oír su voz
Lo
hace sentir dicha y felicidad al estar con ella.
Pide
por ella, le dice lo feliz que puede llegar a ser si ella le correspondiera.
Un
cierto rechazo cuando dice “el desdén en tu labio me maldiga”.
Quiere tenerla siempre a su lado.
El autor
dice que aunque él se valla al infierno, estará en el cielo pues ya contemplo
su mirada.
Le
pide una oportunidad para demostrar que de un esclavo, puede ser el rey de su
vida.
A Rosario
Esta hoja arrebatada a una corona que la fortuna colocó en mi frente entre el aplauso fácil e indulgente con que el primer ensayo se perdona.
Esta hoja de un laurel que aún me emociona
como en aquella noche, dulcemente, por más que mi razón comprende y siente que es un laurel que el mérito no abona. Tú la viste nacer, y dulce y buena te estremeciste como yo al encanto que produjo al rodar sobre la escena;
Guárdala y de la ausencia en el quebranto,
que te recuerde de mis besos, llena, al buen amigo que te quiere tanto.
Manuel Acuña
|
Análisis
En este poema nos podemos
dar cuenta que él autor le escribe a un ex amor.
Regresa al pasado recordando
un amor que existió en su vida.
Hace referencia al papel
donde escribe el poema, quiere hacer notar que para el autor vale mucho.
El laurel se refiere quizá a
la victoria que obtuvo al tenerla en aquella noche. También dice que este tarda
mucho tiempo en crecer, ósea que se dieron tiempo e hicieron las cosas poco a
poco, y recuerda lo mucho que se entregaron los dos.
Le pide que conserve el
escrito para cuando lo necesite recuerde que no está sola, pues tiene un amigo.
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